Labios, copas y tricomas. Cap_11

 

11.-

 

Me paralicé por segunda vez en esa noche, mientras veía cómo Karl y Dan salían por la puerta de mi piso en pos de Mike. Un Mike que cuando salió por la puerta no parecía que tuviera intención de volver, ni siquiera de echar la vista atrás. Yo solamente escuchaba sonidos que parecían lejanos, se me estaba subiendo todo el alcohol que había bebido en la Mansión o tal vez me estuviera dando un ataque de ansiedad al pensar que la chica a la cual estaba violando Jim fuera Helen y ni siquiera me había dado cuenta cuando la tuve enfrente.

 Podríamos haberla salvado, fuera quien fuese la chica del desván. Ahora mismo querría haberla salvado.

 La voz de Lys a través del teléfono me saco del aturdimiento.- Jonh, ¿Estás ahí? Dime algo, por favor. Necesito que vengas. - Se notaba que ella también estaba al borde de un ataque de ansiedad.

 -¿Sigues en la playa de la Mansión?- Conseguí decir arrastrando las palabras. Definitivamente el alcohol estaba haciendo efecto y, la verdad, empezaba a pensar que no estaba muy bien para coger a mi corcel, aunque no sería la primera ni la última vez que lo hacía esa noche en la que ya habían pasado muchas cosas funestas.

 -Sí, estoy con Rebeca en una ambulancia porque le ha dado un ataque de ansiedad. ¿Vas a venir? Por favor, ven, John. No tardes.- Y Lys colgó.

Se me vino a la cabeza todo. Helen muerta. Jim violando a Helen en nuestras narices. Mike metido hasta el cuello en una mafia. Mike huyendo de nosotros.

 Lys.

 Instintivamente me levanté del sofá y fui al baño. Me provoque el vómito metiendo dos dedos hasta el fondo de la garganta, me recordó a cuando tenía catorce años e iba a llegar a casa muy jodido. Me lavé la cara y comprobé que tenía el mismo aspecto cadavérico de siempre. Cogí las llaves del coche y baje las escaleras del portal como pude. Fui casi corriendo, de lado a lado, a donde había aparcado el coche una media hora antes, a dos manzanas de mi portal. Subí y en cuanto pude pise a fondo mientras iba dirección de vuelta a la mansión. No puse ningún tipo de música en el trayecto, no estaba las cosas para eso, aunque si se me vino alguna canción a la cabeza.

 Llegue, mintiéndome por el mismo camino de tierra que llevaba a la mansión. Ya no se escuchaba música, si no el sonido de unas cuantas sirenas y los coches que había durante la fiesta se había transformado en una cantidad ingente de furgonetas de diferentes medios de compunicación. Un poco más allá, detrás de un perímetro de seguridad, un policía, con más o menos nervios ante todas las luces de las cámaras grabándole y los flashes de las cámaras de fotos, estaba hablando con la prensa cuando me fije en que un poco más lejos, más cerca de la orilla, unos cuantos de los compañeros del que ahora mismo informaba a la prensa rodeaban un cuerpo tendido, y tapado, en la arena.

 Hasta ese momento no fui totalmente consciente de que Helen, aquella chica aparentemente tímida, una futura heroína con uniforme de enfermera, había dejado este mundo para siempre. No lloré, sólo quería abrazar a Lys y saber que ella todavía estaba en este mundo. Sabía que era un egoísta, pero ya tendría tiempo de llorarla luego, ahora me preocupaban más los vivos.

 Busqué una ambulancia entre todo el barullo que había allí montado. No quise preguntar a nadie, porque por alguna razón quería pasar desapercibido pero no me quedó más remedio que hacerlo y le pregunte a una reportera que estaba ya yéndose hacía su coche, supuse. Iba hablando por el teléfono, pero me dio igual porque pensé que debía de haber sido de las primeras en llegar si era de las primeras en irse.

 - Sí, Bill, creo que tenemos una buena historia entre manos. Tiene de todo: indicios de violación, creen que múltiple, asfixia por estrangulación, eso me lo han dicho los chicos de la ambulancia que son quienes han hecho de forenses. La policía nos ha confirmado que no es la primera que encuentran en ese estado.- Pude escuchar mientras me acercaba a donde estaba.- Sí, se lo tuvieron que pasar bien con ella, jajaj. Perdona un segundo Bill.- Se apartó el teléfono de la cara y se quedo mirándome hasta que me preguntó. - ¿Qué quieres? Tengo un taser, no te acerques más. - Aunque me apetecía partirle la cabeza por haberse reído de la violación brutal y muerte de Helen, me contuve, respire hondo y contesté.

 - Perdona si te he asustado, estoy buscando a dos chicas que están por aquí, en una ambulancia, son amigas de Helen, digo, de la fallecida.- Se volvió a quedar mirándome, cómo si me estuviera evaluando o cómo si pudiera ver en lo que pensaba.

 - ¿Conocías a la muerta?- Me volvió a joder mucho el tono con el que hablaba de Helen, pero sabía de sobra que las personas, hasta que el drama no nos toca en lo personal somos incapaces de empatizar con él y con el dolor, o por lo menos no del todo.

 - No.- Le conteste de la forma más tajante que pude, no iba a dejar que me interrogara aquella gilipollas. Ella, por tercera vez, se quedó mirándome de aquella extraña manera, como si supiera que mentía.

 - Bueno, si te da por reconocer que la conocías, llámame. Y tú novia y su amiga están ahora con la policía, les están tomando declaración, por si saben algo, John. - Contestó finalmente y me dio una tarjeta con un número y el que supuse que seria su nombre “Antonella Cicero”.

 Cuando empecé a andar para irme, sin darle las gracias ni nada, caí en la cuenta de que nunca le había dado mi nombre. Me giré para preguntarle cómo cojones sabía mi nombre, pero ya no estaba. Me había dejado en shock aquello, pero tenía cosas más apremiantes que hacer, asique seguí mi camino en busca de la puta policía corrupta y de Lys, para sacarla cuanto antes de allí, antes de que les dijera algo que comprometiese también su vida. “Espero que no sepan nada de lo que ha pasado con Helen está noche, que la perdieran al principio y siguieran la fiesta sin buscarla, porque si han visto algo y se lo cuentan a la policía están muertas”, pensé mientras caminaba aún más de prisa, esquivando o pasando por delante de algún que otro cámara, pero eso también me daba igual, sus quejas también. Sólo quería sacar de allí a Lys y salvarla de todo aquello.

 Llegue hasta una ambulancia que estaba abarrotada de policías y supuse que Lys y Rebeca estarían allí, entre ellos y tuve ganas de volver a vomitar del asco que me dio pensar que todos esos policías no eran más que unos corruptos de mierda. Lys me encontró con la mirada antes que yo a ella y, apartando a un par de policías, corrió, entre lágrimas a abrazarme. Deje que se desplomara en entre mis brazos, que hundiera su cabeza en mi pecho, y la abracé de la manera más fuerte y más emocional que había abrazado a nadie en la vida. Un policía la persiguió, corriendo detrás suyo.

 -¡Espera! ¡Quieta ahí! ¡Todavía no hemos terminado de tomarte declaración!- Gritaba aquel policía mientras corría hacia nosotros.

 Pareció entender que era yo para ella, algo que ni yo entendía aun, y nos dio nuestro espacio.

 -Perdona, pero todavía nos falta alguna pregunta que hacerle y ya hemos avisado a sus familiares para que vengan a buscarla, ¿es usted alguno de ellos?- Prosiguió después de unos pocos segundos.

 -No agente, solamente soy un buen amigo suyo.- Dije en tono mordaz, tenso, todavía abrazándola.

 -Pues entonces no puedo dejar que se vaya con usted, caballero.- Dijo el agente intentado agarrarla por un brazo.

 -Ni yo con usted hasta que no llegue su hermano, que es único familiar que convive con ella en la isla.- Y le aparte de ella, que no dejaba de llorar y llorar.

 

-Entendido, entonces esperaremos todos juntos a su hermano, pero por favor, síganme hasta la ambulancia para que puedan darle un calmante y hacerle un pequeño reconocimiento psicológico. Ya continuaremos con la declaración más adelante, cuando ella este más calmada.- Dijo, en un tono amable, pero yo aún no conseguía fiarme de él, de sus intenciones.

 -Vamos, Lys, en eso el agente tiene razón, tienes que intentar calmarte un poco y hablar con psicólogo ahora puede que te venga bien, yo no me voy a ir de tu lado hasta que llegue tu hermano.- Le dije y ella, sin palabras, afirmo con la cabeza. Continué hablándola.- Además Rebeca también nos necesita allí, no podemos dejarla sola, ¿verdad?- Y ella volvió a afirmar con la cabeza.

 Yo era muy consciente del que el ser humano suele ser fuerte por lo demás mucho más que por uno mismo, como los soldados que van a la guerra para proteger su hogar, a sus familias.

 Seguimos al agente de policía hasta la ambulancia en la que estaban el resto de sus compañeros, rebeca y unos cuantos paramédicos. Me fije de camino en que ya se habían llevado el cadáver de Helen de la playa y di gracias por no haberme dado cuenta de cuando había sucedido, y más aún porque Lys no lo hubiera visto.

 Poco a poco los periodistas, ya con la información que necesitaban para un buen reportaje, fueron desapareciendo, lo que agradecí muchísimo a Dios. Albert, el hermano de Lys, no tardó en llegar y los familiares, los padres de Rebeca, tampoco.

 -Ya me he enterado de todo Lys, estaba en el hospital cuando salieron los compañeros de las ambulancias. Tranquila, ya estoy aquí.- Le dijo Albert a su hermana, que dejo de abrazarme, todavía sin decir ninguna palabra aunque un poco más tranquila gracias al calmante y a la intervención del psicólogo, para aferrarse fuertemente a su hermano, el cual, aunque no sabía quién era yo, me miro como dándome las gracias y dirigiéndose a los agentes siguió hablando.- ¿Hace falta que mi hermana siga aquí o me la puedo llevar ya?

 -En realidad no hemos acabado de tomarle declaración, pero creemos que lo mejor es dejarlo para otro momento en el que este más calmada aunque la información sea menos fresca. Les llamaremos uno de estos días para que venga a comisaría para terminar con ello. Y, por cierto chaval,-Dijo dirigiéndose a mí.- ¿Tú también estabas en la fiesta? Porque entonces deberíamos tomarte declaración también.

 -No, yo no estaba en la fiesta, lo único que sé es quien la organizaba, Jimbo Nielson y Kanahan Forgan y seguro que ya saben de quienes son hijos.- Dije serio, manteniéndole la mirada al agente que me había preguntado.

 -Me parece curioso que sepas quien la organizaba y no estuvieras en ella. Me parece que ocultas algo y seguramente sepas que eso es obstrucción, ¿no?- Dijo inquisitivamente el agente.

 -Toda la isla sabe quién organizaba esta fiesta, agente, y por consiguiente toda la isla este cometiendo obstrucción a la justicia. Saque sus propias conclusiones, pero hasta que se demuestre lo contrario yo no he estado en esta fiesta.- Me estaba poniendo nervioso aquel perro.

 -Tienes razón, chaval, pero puedes identificarte por favor, por si se demuestra lo contrario digo.- Dijo sonriendo el agente, sabiendo que hay me tendría pillado por los cojones si algún testigo con el que hubieran hablado me reconocía.

 -No hay ningún problema, aquí tiene.- Dije dándole mi documento de identidad.

 Lo miro fijamente, como grabándoselo a fuego en la memoria.

 - Johnnathan Snaider, muy bien, gracias- Y me lo devolvió.

 -De nada.- Dije, forzando una sonrisa.- Ya nos podemos ir, ¿no?

 -Claro.- Dijo, maliciosamente, y girándose hacia Albert y Lys continuó- Ya nos pondremos en contacto con ustedes para que la señorita venga a comisaria a acabar su declaración.-

 -Gracias señores agentes, estaremos encantados, ¿verdad Lys? Tienen que capturar al culpable de todo esto y si podemos ayudar estaremos encantados- Dijo Albert, dándose la mano con el agente.

 Ayudar… Ojalá Albert supiera que esos “agentes de la ley” estaban en nómina del asesino de la amiga de su hermana, de Helen. Tenía que hablar con Lys y saber antes que ellos que era lo que sabía acerca de lo que le había sucedido a Helen sino puede que estuviera en grave peligro y con Rebeca también, a la cual sus padres ya se la habían llevado de allí sin que nos diéramos cuenta.

 Ya de camino a los nuestros respectivos coches, Albert y Lys al de Albert y yo al mío, Lys se apartó de su hermano y me miró fríamente.

 -¿Por qué le has mentido a la policía si sí has estado en la fiesta, John? ¿Por qué? ¿A quién intentas proteger?- Me preguntó, dejándome sin palabras, otra vez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Libertad.

LABIOS, COPAS y TRICOMAS. PRIMERA PARTE.

Ideario.